A María Alejandra

 

Agosto 18, 2021.

Trata de contarle a tu hijo, todo aquello que tu corazón te pida.

 

Hoy, cuando se cumplen exactamente 3 años y 3 meses de tu partida me encuentro aquí sentada en el comedor con una foto tuya y una velita blanca que le dé paz a mi corazón, por que quiero cumplir con una tarea puesta hace varios días, la cual no he sido capaz de cumplir.

Antes hubiese podido sacar un libro con todos los pensamientos y sentimientos que invadían mi cabeza, y mi corazón (pero no lo hice), ahora es un poco más difícil expresar con palabras lo que siento.

Tengo taquicardia, me sudan las manos, mi cuerpo tiembla, se me apachurra el corazón, siento un nudo en la garganta, se me “guatean” los ojos (como decías tú), pasan por mi cuerpo muchas sensaciones y emociones, más de las que a veces creo que puedo soportar de solo pensar en lo que quiero escribir y te quiero contar.

Aquí voy con mi alma desnuda, por que tú me conoces más que nadie y quiero contarte algunas que han pasado desde que dejaste este plano terrenal.

Alejita: empiezo con una de las frases que he aprendido y me ha ayudado mucho en este proceso de seguir la vida sin tu presencia física. “El dolor es natural, el sufrimiento es opcional”.

En un principio no la entendía no tenía ningún sentido, como iba a ser opcional el sufrimiento por tu muerte, como podía evitarlo si era uno de los sentimientos que embargaba mi vida desde ese día.

¿Cómo hacia para separar el dolor del sufrimiento si iban de la mano y siempre a mis espaldas?…

¿Cómo se puede vivir la perdida de un ser amado, sin sufrir su ausencia?…

¡Están locos y no me entienden! Pensaba…

Pero con el tiempo y aceptando ayuda entendí, que vivir en sufrimiento te convertía en mi verdugo. Y tú jamás lo has sido. Tú eres amor puro, real e infinito.

Aprendí que el sufrimiento es natural al principio, pero que no podemos, ni debemos quedarnos ahí.

Que ahora que no tenia tu cuerpo para abrazarlo, besarlo y consentirlo, debía sacar todos los recuerdos de la vida, todo lo hermoso que vivimos y compartimos por 14 años, 6 meses y 21 días.

Que ahora podía entender que a pesar de tu corta edad y paso por este mundo, te convertías en nuestra maestra de vida, que tu misión estaba cumplida. Tu tarea fue venir a completar nuestra felicidad y así fue. Eras y serás la reina de la familia, la única niña hasta ese momento entre 5 jóvenes que te amaban, te cuidaban y te mimaban (sin contar a los tíos y abuelos que te alcahueteaban muchas otras cosas). Al día de hoy, hay 2 nuevos integrantes en la familia. No alcanzo a imaginar lo feliz que estarías de poder muñequear con Emanuel y Victoria. Nos enseñaste a ser felices, a cuidar, luchar y proteger a los que amabas, aquí en casa, nos pintaste el mundo de colores para que no nos quedáramos en la oscuridad de los primeros días sin ti.

Nos enseñaste a verte en el arcoíris, a mirar mas seguido el cielo, a emocionarnos y conectarnos con las libélulas, a apreciar mas las flores, las aves, las canciones, las comidas, los olores, las reuniones, la unión familiar, el valor de la vida y el aprovechamiento del ahora. Porque también aprendimos que el destino es incierto y lo único seguro es el ahora. Que podemos salir de casa y que Es verdad, que no sabemos si regresamos.

Aprendí que muchas cosas que creía importantes no lo son. Y que lo que creía seguro, tampoco lo es.

Aprendí que estaba bien enojarme con Dios, reclamarle y reprocharle, y que él como buen padre me entendía y me daría tiempo para entender sus designios, aprendí que no era castigo para mí, sino que cada uno viene con una misión y fecha de caducidad sin importar la edad.

Aprendí y entendí que él sí atiende mis oraciones, y todas las veces que pedí y sigo pidiendo por mis hijos. Que me escucha cuando le pido que los guie, cuide y lleve de su mano siempre. Literal, creo que extendió su mano y recibió a Alejita el día de su muerte porque su ultima mirada fue al cielo.

Pese al dolor de tu pérdida, aprendí a agradecer muchas cosas de esos días fatales:

  • Que tu cuerpo fuera encontrado.
  • Que no permitió que tu sufrieras demasiado tiempo.
  • Con la lección que la vida nos ha dado este último año, agradezco que tuve la oportunidad de ver y despedirme de tu cuerpo, aunque me arrepiento de no haber pedido que me dejaran darte un beso y tocar tus manitas…
  • Agradezco el cariño que cientos de personas nos demostraron, muchos sin conocernos y todas sus oraciones.
  • Agradezco que tu muerte no la causaron otras manos, porque sé que el dolor y la rabia tendrían otro nivel.

Aprendí a dejar de odiar, lo que no significa que los ame a todos… pero ese tiempo era malgastado y desaprovechado, ahora lo invierto en quienes amo y son importantes

 

 para mi vida.

Estoy aprendiendo a dejar de lado los pensamientos que hacen daño, aunque es difícil muchas veces.

Retumba en mi cabeza que no estuve contigo en tus últimos momentos…

Ese día 18 de mayo de 2018, mientras 49 papás abrazaban, besaban y daban gracias a Dios por la vida y el milagro de tener a sus hijos bien, yo estaba destrozada, moría en vida, peleaba con Dios, recibía la peor noticia y el mas grande dolor que podemos resistir. Por qué no estabas también tú en ese grupo?. ¿Por qué no podía verte, ni abrazarte, ni besarte?

Después de unos días agradecí, porque ningún otro papá tuvo quepasar por lo que yo pasaba, gracias a Dios y muy a mi pesar solo hubo una víctima y desafortunadamente fuiste tu.

La imaginación no tiene limites y eso me atormenta. el no saber cómo fueron exactamente tus últimos momentos, como sucedieron las cosas, que se hizo, que se dejo de hacer, que hubiera podido hacer yo si hubiera estado allí (hubiera dado mi propia vida, por la tuya)… como es ese sitio, si alguien hizo algo para ayudarte, cuáles fueron tus últimos pensamientos, tus miedos, tus dolores, si escuchaste o sentiste la preocupación de alguien por salvarte, si sentiste miedo de irte, si te quedo tiempo para pensar en nosotros… o si como dicen, te fuiste tranquila porque fue la decisión que escogiste desde el momento que llegaste a este mundo.

Son pensamientos que duelen, son inevitables, pero cada día trato de evitarlos.  Ya que no traen nada bueno a mi bienestar, y no cambian en nada el resultado final.

Prefiero quedarme con tu carita feliz de ese viernes en la mañana. Te levantaste temprano, feliz por que te ibas de paseo. como todos los días te dejé en el colegio a las 6.10, nos abrazamos, te di la bendición y entraste corriendo emocionada por lo que vivirías ese día. Hablamos a las 7:46 cuando el bus arrancaba después de varios inconvenientes de última hora. Luego a las 9:47 cuando llegaron al sitio de la convivencia. Nunca olvidare tus últimas palabras, llenas de emoción, alegría y expectativas por lo que sería y creíamos un día divertido.

Me contaste que habían llegado bien, que estaban tomado onces y que se iban a cambiar de ropa por que empezaban las actividades. Que quedarías incomunicada por que el celular quedaba guardado hasta la hora de almuerzo, que le dijera a tu hermano y tu papá que te marcaran porque después no podrías contestar. Yo te dije que te divirtieras, te cuidaras mucho. y quedamos de hablar a la hora del almuerzo. Hasta que a la 1 de la tarde recibí la más horrible de las llamadas. Esa tarde te marque mil veces, tu celular timbraba, pero nadie contestaba. Yo lejos de imaginar lo sucedido pensaba en mil opciones, pero nunca en lo que en realidad ocurrió.

El hablar de ese día y los días siguientes es muy doloroso, de alguna manera sé que estuviste con nosotros en esos momentos. Quizás lloraste al ver el sufrimiento y la impotencia de no poder hacer nada.

Entenderás el shock en el que estuve algunos días la semana siguiente, fueron días en que me sentía dopada sin haber tomado nada, donde no salían lágrimas, donde odié las comidas dulces. Era como si no pudiera sentir nada, como si estuviera en un sueño, donde solo esperaba que a las 2:50 pm llegaras a la carrera para almorzar e ir a tu servicio social. No puedo explicar cómo fueron esos días…  

Hasta que aterrice en la realidad, y después las lágrimas salían solas, en todo momento, a toda hora, sin importar el lugar o la compañía, te llore a mares (aunque suene ilógica para mi esa frase) ya que evito el mar, los ríos y cualquier lugar donde corra el agua sin control. Porque, aunque no estuve en el lugar ni en el momento, mi imaginación me hace malas jugadas.

Y como dice el dicho: nos quedamos con los crespos hechos, y todos los planes de la fiesta de tus 15 años

No pude escuchar música por año y medio, no podía cantar el happy birthday, aplaudir, cantar, reír, pasear, también tenía culpa por sentir en algún momento felicidad, o alegría, o por disfrutar de algo y no poderlo compartir contigo.

Hasta que aprendí que cada lagrima es un te amo, que nunca te iras por que vives siempre en mi corazón, que nunca serás pasado, siempre presente en todo tiempo y lugar, que son muchos los momentos que compartimos y vivimos juntas y eso evita que tu ausencia  sea tormentosa, porque los aprovechamos como mejor pudimos, por que nos amamos siempre, por que compartimos muchos abrazos, besos, “charlas de mujeres” que extraño mucho, secretos, juegos, momentos de enojo, cuando no te daba permiso de salir, por lo que tuviste pocas amigas… no te invitaron a ninguna fiesta, yo trabajaba y quería cuidarte, protegerte,  me daba miedo darte un permiso que te pasara algo y yo estuviera lejos sin poder socorrerte, a si, tal cual como paso…

En este trayecto conocí personas que enviaste a mi camino. De no ser por tu muerte no las conocería ni entendería con un poco mas de sensibilidad, y humanidad la vida. Personas con dolores tan inmensos como el mío, que me han ayudado a avanzar, a saber actuar y manejar cada emoción.

A saber como tenerte presente a pesar del dolor de tu ausencia (porque siempre dolerá no tenerte físicamente) por que si no fuera por ellos creo que esta herida en mi corazón sanaría en falso y dolería mucho más, por que estaría perdida en este mundo, sin saber cómo encontrarme.

Gracias a ellos aprendí que esta bien celebrar de alguna forma tu cumpleaños, por que fue una fecha maravillosa en nuestras vidas y gracias a Dios y la vida nos dio la oportunidad de conocerte.

Aprendí a conmemorar tu vida, a agradecer por el tiempo permitido y compartido, a hacer felices a algunas personas en tu nombre, a saber, qué hacer con tus pertenencias adecuadamente, a tenerte presente en cada celebración, quizás con alguna lagrima, pero siempre con todo el amor.

A nombrarte normalmente en nuestra familia, por que hablamos y te recordamos en muchos momentos.

Aprendí que tenemos todo el derecho a llorar y expresar nuestro dolor sin cuestionamientos, sin pedir perdón o disculpas por nuestros sentimientos.

Aprendí a creer en lo que no puedo ver pero sí siento, hablar y expresar mis sentimientos, pensamientos y creencias, sin que me afecte si me entienden, me creen o comparten lo que digo. (lo que he aprendido y las sensaciones que he experimentado son gracias al amor infinito que siento por ti, a mi fe en Dios y en creer que la vida no termina con la muerte)

Aprendí a respetar todas las opiniones, aunque no las comparta.

Cada uno vivimos una realidad diferente, y lo que pensamos y creemos está bien, si no juzgamos ni hace daño a los demás.

Mi compromiso:

Es aprender a disfrutar la vida plenamente. Ser feliz como nos lo enseñaste y como estoy segura que quieres que seamos.

Amar, valorar y compartir con mi familia.

Hablar de la muerte sin miedo, por que aprendí que ella no es mala. Y que es lo único seguro que tenemos.

Prepararme para ayudar a más papitos que sufren la perdida de sus hijos, porque, aunque es muy duro de aceptar, son muchos los que vivimos esta realidad cada día.

Hacer que las personas que no te conocieron lo hagan, por que eras una niña muy especial de la que hay mucho por aprender.

Ayudar a las personas que te conocieron a que no te olviden. Aunque es algo inevitable que pase.

Muchos ya no te recordaran, y otros te olvidaran con el transcurrir del tiempo.

Solo quienes te amamos y te conocimos te recordaremos siempre, con cada ocurrencia, en cada frase o consejo que dabas, en cada sueño o plan que tenías, en cada canción que dejaste grabada en nuestros oídos.

Agradecemos a mi familia por acompañarnos, entendernos, apoyarnos y respetar cada lagrima, silencio y todo nuestro dolor.

Agradecemos a tu profesor por esta ultima foto, antes de tu partida, sonriente y feliz como siempre, es hermosa pero también dolorosa. (te la tomo una hora antes de partir de este mundo).

Gracias por visitarme en mis sueños, por hacerme sentir que estas bien y sigues siendo feliz, no sé cuándo se reunirán de nuevo nuestras almas, yo solo sigo trabajando aquí para que te sientas orgullosa de nosotros. Cuida a tu Yeyas, sé que siempre estas con él.

Te amo hija y sabes de qué manera.

Siempre seré tu má y tú siempre serás mi muñequita.

Hasta pronto hijita. Cada día que pasa, se acerca más la hora de reencontrarnos…

Por siempre en nuestros corazones y pensamiento.

                                                                                         Papás y hermano.